Entre montañas y senderos silenciosos, el arte rupestre en Cundinamarca revela historias que han resistido el paso del tiempo.
Estas invaluables muestras del arte muisca han sido resguardadas por siglos, esperando que a ser redescubiertas por quienes aman nuestros paisajes y su historia.
Entre estas maravillas arqueológicas están los pictogramas, expresiones de arte rupestre pintadas por artistas milenarios.
Estas verdaderas joyas arqueológicas narran historias de otra época en paredes naturales de roca que parecen sagradas.
Explorar estos sitios no solo es una experiencia cultural, sino también una oportunidad para reconectar con la naturaleza y compartir un día diferente en pareja.
Caminar entre paisajes imponentes, descubrir juntos las figuras trazadas en piedra hace cientos o miles de años, y detenerse a contemplar el silencio del pasado es un plan que se guarda en la memoria con cariño.
5 Lugares Donde Disfrutarás del Arte Rupestre en Cundinamarca
En este artículo te invitamos a descubrir cinco sitios de arte rupestre en Cundinamarca ideales para disfrutar en pareja.
Todos son accesibles para una caminata tranquila y están rodeados de paisajes que invitan a la contemplación y la conversación pausada.
Si buscas un paseo diferente, cargado de historia, misterio y belleza natural, aquí tienes cinco lugares para empezar.
Hasta el momento se han identificado 81 sitios con arte rupestre, específicamente pinturas, a lo largo de 5 veredas: casco urbano, Santa Bárbara, Novoa, Palacio y Salitre-Pedregal.
Entre las formaciones rocosas más emblemáticas se encuentran la Piedra del Cementerio, la Piedra de los Tejidos (también conocida como Piedra del Tapete) y la Piedra del Diablo.
Piedra del Cementerio
Situada en las proximidades del cementerio municipal de Sutatausa, esta roca es reconocida por sus pictografías en tonos rojos y ocres.
Las representaciones incluyen figuras antropomorfas y geométricas, reflejando las expresiones culturales de las comunidades prehispánicas que habitaron la región.
Piedra de los Tejidos o del Tapete
Esta formación rocosa, situada 150 metros al occidente del cementerio, destaca por sus complejas representaciones que evocan patrones textiles.
Las pictografías muestran intrincados diseños geométricos que sugieren la importancia del tejido en la cultura material de los antiguos habitantes de Sutatausa.
Piedra del Diablo
Envuelta en leyendas locales, la Piedra del Diablo presenta pictografías que han sido objeto de diversas interpretaciones.
Las figuras representadas incluyen formas abstractas y símbolos que podrían estar relacionados con prácticas rituales o creencias espirituales de las comunidades indígenas.
Lo que debes saber
Ubicación: Estas piedras se encuentran en el casco urbano de Sutatausa, Cundinamarca, a aproximadamente 88 km al norte de Bogotá.
Cómo llegar desde Bogotá: Se puede tomar la Autopista Norte hacia Zipaquirá y continuar por la carretera hacia Ubaté. Antes de llegar a Ubaté, se encuentra el desvío hacia Sutatausa. El trayecto en vehículo particular dura alrededor de dos horas. También hay servicios de transporte público desde el Terminal de Transporte de Bogotá.
Altitud: Sutatausa está situada a una altitud de aproximadamente 2,550 metros sobre el nivel del mar.
Clima: El clima es templado, con una temperatura media anual de alrededor de 14°C. Se recomienda llevar ropa abrigada y cómoda para las caminatas, así como protección contra la lluvia, ya que las condiciones climáticas pueden variar.
2. Las Piedras del Tunjo
Ubicado en el municipio de Facatativá, el Parque Arqueológico Piedras del Tunjo es otro lugar que alberga muestras de arte rupestre en Cundinamarca, donde se mezclan historia, naturaleza y cultura.
Este parque alberga una de las concentraciones más significativas de arte rupestre en Colombia, con pictografías que datan de hace miles de años.
Según la tradición oral, un sacerdote franciscano hizo un pacto con el diablo para transportar enormes piedras destinadas a la construcción de una iglesia.
Sin embargo, al romperse el acuerdo, el diablo dejó caer las piedras en Facatativá, formando las actuales Piedras del Tunjo.
Dentro del parque, destacan varias formaciones rocosas que llevan nombres particulares y albergan importantes pictografías.
Piedra de la Rana o Las Núñez
Esta roca es conocida por sus representaciones que evocan la figura de una rana, símbolo de fertilidad y abundancia en diversas culturas indígenas.
Las pinturas en tonos rojizos muestran formas estilizadas que invitan a la contemplación y al análisis de su significado ancestral.
Piedra de las Trillizas
Conformada por tres grandes bloques de piedra alineados, esta formación destaca por sus pictografías geométricas y antropomorfas.
Se cree que estas representaciones podrían estar relacionadas con rituales o narrativas míticas de las comunidades prehispánicas.
Lamentablemente parte de estas piedras fue desmontada y permanece en la oficina de administración del parque.
Piedra del Sapo
Similar a la Piedra de la Rana, esta roca presenta imágenes que recuerdan a un sapo, otro símbolo recurrente en el arte rupestre de la región.
Este es un llamativo bloque pétreo semienterrado y que presenta una inclinación de aproximadamente 40° con respecto a la superficie.
Piedra de la Serpiente
Esta imponente piedra tiene en su interior una cueva que, de acuerdo con narraciones históricas, era usada por los hombres para competir por estatus dentro del grupo.
Se creer que ellos pasaban uno a uno por el túnel y desde lo alto les eran lanzadas piedras y flechas. Aquel que saliera vivo y lograra llegar a la cima de la piedra era el ganador.
Piedra de la Chicha
En esta gigantesca roca se realizaban rituales relacionados con la preparación y consumo de chicha, una bebida fermentada tradicional.
Las pictografías aquí podrían estar vinculadas a estas ceremonias comunitarias. Se dice que en el centro de la piedra había un hueco cuya profundidad rondaba los 180 metros.
Piedra del Caimán
Las formas y figuras en esta piedra sugieren la representación de un caimán, animal emblemático en diversas mitologías indígenas, asociado a la creación y al mundo acuático. Está situada en la zona de la rotonda.
Información de interés para los viajeros
Ubicación: Facatativá se encuentra a aproximadamente 40 km al oeste de Bogotá.
Cómo llegar desde Bogotá: Se puede tomar la Calle 13 o la Autopista Medellín en dirección oeste. El trayecto en vehículo particular dura alrededor de una hora. También hay servicios de transporte público desde el Terminal de Transporte de Bogotá hacia Facatativá.
Altitud: Facatativá está situada a una altitud de aproximadamente 2,586 metros sobre el nivel del mar.
Clima: El clima es templado, con una temperatura media anual de alrededor de 14°C. Se recomienda llevar ropa abrigada y cómoda para las caminatas, así como protección contra la lluvia, ya que las condiciones climáticas pueden variar.
3. Las Piedras del Chivo Negro
Ubicado en el municipio de Bojacá, es uno de los conjuntos arqueológicos más importantes del altiplano cundiboyacense.
Este lugar resguarda un conjunto de más de 50 formaciones rocosas que contienen arte rupestre atribuido a la cultura muisca.
Las pictografías que sobreviven hoy son testimonio de un pasado ceremonial y profundamente espiritual.
Un sitio ceremonial ancestral
Las investigaciones arqueológicas y etnohistóricas han identificado a Chivo Negro como un lugar de gran importancia ritual para los muiscas.
Este conjunto de piedras era un oratorio que llamaban Chunubá, en donde las tribus Bobacé, Chunzaqué y Cubiazucá realizaban sacrificios y pagamentos.
Las figuras rupestres, aunque hoy deterioradas por el tiempo y el descuido, incluyen formas geométricas, líneas y puntos en pigmentos naturales, especialmente rojo.
El parque ha sido intervenido y reabierto recientemente para el disfrute del público, con senderos, señalización y una propuesta de turismo cultural y ecológico.
Información para tener en cuenta
Ubicación: en el municipio de Bojacá, a 40 Km al occidente de Bogotá.
Cómo llegar desde Bogotá: Se puede tomar la Calle 13 hacia el occidente en vehículo particular. También hay buses desde el Portal de la 80 hacia Bojacá. Desde la plaza principal del municipio, se llega caminando en aproximadamente 15 minutos por vía rural.
Altitud: Aproximadamente 2.598 metros sobre el nivel del mar.
Clima: Templado-frío, con temperaturas promedio entre 13 y 16 °C. Se recomienda ropa cómoda, impermeable ligera y calzado para caminar por sendero de tierra.
4. Rocas de Usca
Situado cerca al municipio de Mosquera, este conjunto de formaciones rocosas alberga uno de los hallazgos de arte rupestre más importantes del occidente de la Sabana de Bogotá.
Este sitio, poco conocido por el turismo convencional, guarda testimonios gráficos elaborados por los antiguos pobladores de la región.
Allí podrás encontrar 24 grupos de pinturas rupestres con motivos y símbolos que todavía despiertan el asombro de quienes los visitan. Se estima que datan de al menos 7.000 años
En su entorno se han encontrado varios sitios arqueológicos relacionados con los periodos precerámico, Herrera y Muisca.
El sitio se ubica en el costado sur de la laguna de la Herrera, un imponente cuerpo de agua de 280 hectáreas, que se habría formado hace más de 5.000 años.
El acceso a este hermoso lugar está restringido, por lo que si quieres visitarlo debes tener autorización de la Alcaldía Municipal.
Información de interés para los viajeros
Ubicación: Mosquera se ubica a 25 km al occidente de Bogotá. Las rocas se encuentran en la vereda Balsillas, a 5,2 km al suroccidente del casco urbano del municipio.
Cómo llegar desde Bogotá: Desde el occidente de la ciudad (Portal de la 80 o la Calle 13), se puede tomar transporte público o particular hacia Mosquera. Desde el centro del municipio, se continúa hacia la Vereda Balsillas, donde están ubicadas las rocas.
Altitud: Aproximadamente 2.540 metros sobre el nivel del mar.
Clima: Templado, con temperaturas promedio entre 13 °C y 17 °C. Se recomienda llevar ropa cómoda, impermeable, ligera y calzado adecuado para caminos de tierra.
5. Piedras de Tibacuy
Cerramos nuestra ruta del arte rupestre en Cundinamarca en el municipio de Tibacuy, donde se alza el imponente Cerro Quininí, cuyo nombre en lengua muisca significa “Montaña sagrada de la Luna”.
Este cerro fue un centro ceremonial para los indígenas panches, quienes realizaban diversos rituales en honor a la luna y otras deidades.
Hoy en día, el cerro alberga formaciones rocosas de gran valor histórico y cultural, ideales para una escapada en pareja que combine naturaleza y legado ancestral.
Dentro del Cerro Quininí, se encuentran varias piedras emblemáticas que reflejan las prácticas y creencias de los antiguos habitantes:
Piedra del Gritadero
Este sitio era utilizado por los indígenas panches para realizar rituales de poder. Se dice que aquí elevaban sus voces en ceremonias destinadas a atraer energía y fortaleza.
Piedra del Parto
Lugar sagrado donde las mujeres panches daban a luz, buscando la protección y bendición de la diosa Luna durante el alumbramiento.
Piedra Lavapatas
Utilizada para rituales de purificación, donde los guerreros panches limpiaban sus cuerpos y almas antes de participar en ceremonias importantes.
Cabeza del Indio
Una formación rocosa que, vista desde ciertos ángulos, asemeja el perfil de un rostro indígena. Es considerada un símbolo de vigilancia y protección del territorio.
Pico del Águila
Este punto elevado del cerro era considerado un vórtice espiritual por los panches, un lugar donde las almas podían trascender.
Lo que debes saber
Ubicación: El Cerro Quininí se encuentra en el municipio de Tibacuy, Cundinamarca, aproximadamente a 87 km al suroeste de Bogotá.
Cómo llegar desde Bogotá: Se puede tomar la vía Bogotá-Girardot hasta el desvío hacia Fusagasugá. Desde allí, seguir las indicaciones hacia Tibacuy. Una vez en el municipio, es recomendable contratar un guía local para ascender al cerro y visitar las formaciones rocosas.
Altitud: El Cerro Quininí alcanza una altitud aproximada de 2,100 metros sobre el nivel del mar.
Clima: Predomina un clima templado, con temperaturas que oscilan entre 18°C y 24°C. Se aconseja llevar ropa cómoda, protección solar y suficiente hidratación para las caminatas.
Al visitar estos sitios de arte rupestre, es esencial respetar y preservar este patrimonio cultural. Por eso es muy importante no tocar las pinturas ni alterar el entorno.
Además, contar con un guía local puede enriquecer la experiencia, proporcionando información detallada sobre el significado y la historia de las representaciones rupestres.